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sábado, 27 de octubre de 2012

OSWALDO MEJÍA Y SU ARTE MARAVILLOSO

Oswaldo Mejía Chumpitaz
En 1986 el diario El Comercio inicia la publicación de un suplemento sabatino de 16 páginas para niños -y para los puberes como nosotros- y en él vimos por primera vez los trabajos de Oswaldo Mejía, a quién varios años más tarde conoceríamos por intemedio de Julio Barreto, su buen amigo, destacado colega y gran vecino de Comas.
De trazo elegante y preciso, Oswaldo ilustró durante muchos años dibujos infantiles en formato de historieta educativa para diversos diarios limeños y en muchos casos los coloreaba de forma manual o usando el recordado aerográfo, siendo quizá uno de los dibujantes que mayor dominio tuvo sobre ese instrumento para pintar y dar acabados de mayor belleza gráfica a las ilustraciones, el mismo que le sirvió para demostrar todo su arte y talento. Actualmente logra cuadros realmente maravillosos pero con el empleo de los programas gráficos de su computadora. Cautivan no solo sus ilustraciones, sino también la belleza, simbología y mensaje que encierra cada uno de ellos.
Podríamos escribir muchas cosas sobre Oswaldo Mejía pero creemos que lo más conveniente es que él mismo nos narre parte de su inmensa trayectoria, vida y obras en este difícil mundo del dibujo, la historieta e ilustración.
Aprovechamos también para que se sorprendan mucho más visitando su fantástico mundo virtual: http://oswaldomejiachumpitaz.blogspot.com/

El surrealismo erótico-fantástico de Oswaldo Mejía Chumpitaz

UN ARTISTA POLIFACÉTICO:
Mi nombre es Oswaldo Mejía Chumpitaz. Soy un ilustrador nacido en Lima-Perú. ( 02-02-1957). Con estudios en la Escuela de Artes de la Pontificia Universidad Católica del Perú, y con una vasta experiencia de más de 30 años como ilustrador, guionista y dibujante de historietas en los diarios más importantes de mi país. Actualmente me desempeño como ilustrador, historietista y comunicador free-lance. También soy escultor y músico.

ANDUVE ESTO…
Si bien mi interés por el arte se da desde mi infancia, esta inquietud, inicialmente sólo estuvo limitada a la práctica constante de mi innata habilidad para realizar trazos y reproducir formas. Es recién en mi adolescencia cuando descubro que el arte, en este caso, el dibujo, era el lenguaje idóneo para expresarme, y hablar de esa particular visión que yo tenía del universo. Cuando hube cumplido los 14 años hallé en una revista, fotografías de la obra del escultor Alberto Giacometti, y fue entonces que me dije - Yo necesito hablar así para poder contar sobre los mundos que habitan en mí - Y de manera autodidacta me aferro a la escultura con tal pasión , que en muy corto tiempo ya tenía lista una muestra de 12 esculturillas que logré exponer en las galerías “Equus” y “Perú Art”. Estimulado por estas circunstancias postulo a la Escuela de Artes de la Pontificia Universidad Católica del Perú en el año 1979, donde estudié hasta 1983. Luego hice una exposición individual en la galería “Pancho Fierro”, con enormes dibujos y esculturas semi monumentales modeladas en cemento diablo fuerte; Obras que luego también expuse en algunas exposiciones colectivas. Vale decir que desde estas épocas mi temática siempre fue el surrealismo erótico fantástico.








Lamentablemente no continué activamente mi faceta como escultor, pues resultaba muy difícil para un desconocido vender aquellos laberintos de cuerpos retorcidos y órganos sexuales que solía esculpir. Ante tales circunstancias, antes de prostituir mi temática preferí relegar la escultura a una mera actividad catártica muy personal y cada vez más esporádica.
Muy cerca en el tiempo, y gracias a mi mediana habilidad para escribir guiones pude editar por más de 5 años un suplemento infantil de historietas educativas, que llevó el título de “El Mundo Encantado”, en el diario “El Comercio”. De allí para adelante he dedicado mi labor profesional a elaborar material didáctico y educativo. Actualmente tengo un proyecto de una revista infantil educativa, cuya colección consta de 40 números, los que son de fácil y amena lectura, que puede ser de mucha utilidad para la siembra y recuperación de valores en nuestra niñez y juventud. Lamentablemente los editores de los medios parecen haber desviado su atención hacia otros temas más banales y superfluos, y ven con desidia este rubro.
Paralelamente a mi labor como ilustrador de temas didáctico-educativos, he continuado con mi faceta como artista plástico de visión surrealista, que aunque la desarrollo como algo muy personal, ello continúa teniendo una dedicación y urgencia muy comprometida en mí .
Ocurrió que en la década de los 80s. tuve la suerte de hallar en mi camino un aerógrafo, herramienta que me permitía lograr esas veladuras y acabados con finos degradés, y se me hizo un utensilio casi simbiótico e inseparable, permitiéndome consolidar mi carrera como un ilustrador reconocido en mi país.
Lamentable y catastróficamente, una lesión en la columna, que aún, a pesar de haberme sometido a una reciente intervención quirúrgica me provoca temblores descontrolados, que me impide pintar en físico, he tenido que dejar de lado a mi otrora inseparable amigo el aerógrafo, el cual, gracias a la benevolencia de Dios he logrado suplir con el uso del ordenador, los software y la tableta digitalizadora. Estas nuevas herramientas me están permitiendo continuar, aunque con ligeros inconvenientes, mis proyectos como ilustrador . Siempre con mi intrínseca temática surreal-fantástica, actualmente estoy abocado a la realización de una extensa muestra de ilustraciones digitales donde plasmo mis obsesiones más recónditas que mi subjetividad me puede dictar.
Un comentario aparte es que la matriz de mi obra radica tan profundamente en mi subconsciente, que al adoptar la posición de espectador, mis ilustraciones se me hacen ajenas, lejanas y sorprendentes. Ante ello, si alguien me preguntara qué significan o cual es el mensaje de cada una de ellas, sólo les diría que el mensaje está en cada espectador, que cada uno debe participar en crear el mensaje; yo sólo soy un sembrador de estímulos, los espectadores son los creadores de las sensaciones. Bajo esta premisa esta direccionada la comunicación de mi obra



Con respecto a la técnica que utilizo, Trabajo digitalmente con un software Photoshop CS3, versión 10 y una tableta digitalizadora Wacom Intuos 3.

Me agradaría sobre manera hallar algún medio que se interesara por publicar mi proyecto de revista infantil y conseguir financiamiento para publicar un calendario ilustrado con mi obra surrealista.

En lo que respecta a mi relación con la música, esta siempre jugó un papel preponderante en mi vida. Fui adolescente en la década de los 70s. y crecí nutrido del Rock & roll de aquellos años maravillosos. Para los profanos debe resultar inimaginable lo que el sonido de la guitarra de Jimi Hendrix era capaz de incubar en las mentes de quienes teníamos el deleite de oírlo. Es por ello quizás que, como compositor siempre tuve prioridad por dotar a mis composiciones de arreglos más dirigidos al feeling que al virtuosismo, aunque tampoco descuido esto último.

La única banda en la que he tocado es la banda “Brebaje”, una banda casi legendaria en los ambientes metaleros de mi país, de la cual soy el guitarrista, compositor y arreglista.
Con “Brebaje”, en 1993 logramos poner al aire un video clip de una de nuestras composiciones titulada “Esclavo del Rock & Roll” , vía el programa “Disco Club” de Don Gerardo Manuel, que se transmitía desde el canal 7 de Perú. El video se trasmitió todas las semanas, por 4 meses consecutivos.
La producción de “Brebaje” esta compilada en un demo bajo el Título de “Virus Letal” y un CD. Con título “Piel de Lagartija". El género musical es básicamente Hard rock y Heavy metal. Muestra de ello se puede ver en You tube.
Estos han sido hasta hoy mis flirteos con el arte, que creo han sido suficientes para llevar el estigma de artista. Dios mediante, ojala a mis 53 años pueda continuar transitando por este interminable sendero, pues no sabría como caminar otros caminos.





Ilustración con aerográfo para el diario "Ojo" (1992)


Ilustraciones digitales de Mejía Chumpitaz





Julio Barreto, Martín Isla y Oswaldo Mejía

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